sábado, 15 de febrero de 2014

Una nueva experiencia

Nunca sabes lo que te puede pasar en esta profesión y aunque me pasó a mí, no me enteré hasta un buen rato después. Tenía examen con mis alumnos de bachillerato y nada auguraba la situación desconcertante en que me iba a encontrar un poco más tarde. Tras entregar el examen a unos cuantos alumnos llegué hasta una alumna que miraba atentamente el despliegue de apuntes que tenía sobre su mesa. Antes de darle la hoja de examen le pedí que retirara todo aquello pero ella hizo caso omiso a mi advertencia y ni siquiera levantó la vista. Tras Insistir en que guardara todo, siguió en la misma posición, ni se inmutó. Mi tercera intervención fue para decirle que le iba poner un parte. Entonces reaccionó. Omito parte de su actuación. Sólo diré que salió dando un portazo.

Pasados unos treinta minutos retiré el examen de su mesa pensando que, aunque subiera, ya no le daría tiempo a hacerlo. Y todavía no entendía su tardanza. Un minuto después de sonar el timbre, cuando todavía quedaban alumnos haciendo el examen, abrió la puerta con ímpetu, recogió sus cosas y salió sin decir palabra, esta vez dejando la puerta abierta de par en par. “Esto es educación”, dije en voz alta.

Cuando tuve oportunidad pasé por Jefatura para averiguar por qué la alumna no había regresado a clase. Le habían dicho que volviera e ignoraban que no lo hubiera hecho. También pude contrastar su versión de éste y otros hechos que, de paso, había relatado sobre nuestra convivencia académica. Y de repente creí entenderlo: no quería hacer el examen ese día. Aunque pasa de los veinte, su presencia se deja sentir en cada clase, y no precisamente por su implicación en lo que allí acontece sino más bien por su interés y esfuerzo en que no le “acontezca” a nadie. Me venían a la mente todos aquellos apuntes con su letra. Eso es, había estudiado, esta vez sí, no tiene un pelo de tonta, pero no tenía claro que fuera suficiente. Ella estaba segura de que yo no dejaría de examinarla y hasta la siguiente clase ganaba dos días.

Yo estaba en una guardia y me quedaba otra. ¿Había tiempo? Sí. El Jefe de Estudios fue a buscarla y la llevó a la biblioteca. Le dije donde sentarse y le entregué el examen. Esta vez fui yo quien no la miró ni una sola vez.

Y a pesar de todo, no pude evitar sentir que había jugado con ventaja.

20 comentarios:

  1. Sinceramente ANGIE, no he entendido nada. Quiero decir, entiendo que esta alumna pasó de ti, de lo que le decías, pasó del examen, se portó con una chulería indecente, se fue y a pesar de todo esto... ¿ le hiciste el examen en otro momento? perdóname, he debido perderme algo porque no lo comprendo.

    ¿Te obligó a hacérselo el jefe de estudios? ¿es esto lo que quieres decir? ... sigo sin comprenderlo.

    Si circulas por la carretera y te saltas un semáforo en rojo y te ve un guardia de tráfico jamás te dejará dar marcha atrás y volver a pasar en verde, te planta una multa y andando... si esta chica no sabe esto, si se le consiente hacer esto... va mal. Si lo que ha ocurrido es que el Jefe de estudios creyó su versión frente a la tuya, van mal los dos. No sé si habré entiendo algo a derechas...

    Sea como sea, lo siento mucho ANGIE, esta parte de la enseñanza la llevaría mal si la viviera en vuestro lugar, muy mal.


    Un beso muuy grande... es finde, olvida el trabajo y disfrútalo.

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  2. Lo has entendido bien, María. Pero siguiendo tu ejemplo del semáforo, yo hice mis funciones de guardia de tráfico. Si mi teoría es la cierta, que no lo sé, y ella pretendía saltarse el semáforo en rojo, no la dejé. Lo que intuyo es que quería ganar otros dos días de estudio y hacerlo en la siguiente clase. No se lo permití.
    Jefatura no tiene competencia para decir a un profesor si hace o no un examen a un alumno, pero el alumno tiene derecho a ser evaluado. En otra situación le habría puesto un cero pero era un examen de gramática y este examen hace media con otro que harán de texto, son partes diferentes, y necesito las dos para evaluarla. De sobra sé que tendría problemas con la alumna, no me cabe ninguna duda, así que decidí zanjar el tema de una vez por todas.
    Fue adecuadamente sancionada, no con un parte leve, que ella trajo en primera instancia, sino grave. Me lo entregó allí mismo tras firmarlo (como si me pones 5 partes, pensaría). No tenía más partes así que no procedía hacer nada más, de momento.
    No creas que es el único parte que he puesto esta semana,
    María, porque la MAE de esta semana también ha sido de poner los puntos sobre las íes.

    Nada que sentir, María, hay momentos buenos y malos, como en todas las profesiones, a veces los malos sirven para que los siguientes sean mejores.

    Besos, María, y gracias por pasarte por aquí

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  3. He quedado intrigado con esa chica. ¿Es siempre así?

    Un abrazo.

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    1. Es siempre así, Manuel. Muy complicada. Ya llevo con ella dos años y lo sabe hacer tan bien, es tan sutil la forma de incordiar y molestar que resulta difícil hasta ponerle partes, de hecho no tenía ninguno. Por eso me quedé muy extrañada con esta actitud tan provocadora.

      Un abrazo.

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  4. ...y con toda su chulería!
    Paciencia Angie. Verdad que eso es con lo que hay que recargarse cada fin de semana?
    Un beso
    Josela

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    1. Qué le vamos a hacer, Josela. A mí a veces me dejan a cuadros. Al día siguiente procuró que no se la viera mucho, parecía que no estaba en clase, una maravilla. Que siga así o que se suba al techo si quiere mientras que no incordie.

      Y es verdad, hay viernes que piensas que menos mal que existen los viernes y se acaba la semana.

      Un beso.

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  5. Siento lo sucedido pero bien sabes que las relaciones profesor/alumno son una lucha eterna que acaba desgastando a ambas partes pero con la peculiaridad de que ellos siguen adelante y tú tienes que seguir ahí, dando el tipo enfrentándote una y otra vez a lo mismo, aunque sean otras las caras, cual Sísifo y la puñetera roca.
    Es admirable estar siempre en el campo de batalla, pero no cambio mi suerte por la vuestra.
    Besos

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    1. Sobre todo se desgasta esta parte, Dr. Krapp, porque ellos rebosan energía por todos sus poros. Y justo, ellos son siempre jóvenes, mientras que los de este lado vamos cumpliendo años e intentamos entender a esos eternos adolescentes. Pobre Sísifo, qué condena, qué pena me da, menos mal que yo me jubilaré algún día, o me moriré en el intento. Lo de la roca es tela.
      Pues ya es casualidad pero hoy he tenido una reunión de un programa europeo que ha durado toda la mañana - hasta hemos tenido ágape- y después me he ido a ver yo solita la exposición de Las Furias del Prado y allí estaba Sísifo, empujando la roca, tal cual dices.

      Besos.

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  6. A quien se le diga que los alumnos que nosotras impartimos en Bachillerato y que pasan de la edad reglamentaria: en los años que llevo de tutora fue la segunda expulsión que he vivido en tres cursos por desacato con un alumno de 18 (que fue a por una profesora y la tuya con 20) .Esta vez el jefe de estudios no bajó la guardia y le cursó expediente.

    Te marca bastante: cuando tienes que llegar a mantener un pulso y como bien dices que has podido jugar con ventaja pero ojalá no haya más sinsabores de esta guisa.

    Un beso preciosa feliz semana.

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    1. Este grupo el curso pasado era de 36 alumnos. Ya en la segunda evaluación, como era la tutora pedí a Jefatura que se expulsara a los alumnos que tuvieran determinado número de partes y se fueron a casa unos días unos 6 o 7. A partir de ahí los que no querían estudiar empezaron a dejar de ir y la clase empezaron a cobrar algo de sentido. Y ahora hay una mezcla rara, pero hay gente que ya lo tiene muy claro y quiere terminar bien y terminará.

      Pero nosotras nos apañamos, Bertha, faltaría más, ya tenemos mucha experiencia.

      Un beso fuerte y feliz semana (ya lo que queda)

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  7. Tienen que ser evaluados, pero si se niegan a hacer el examen programado sin ningún tipo de justificación convincente, el profesor puede y creo que debe calificarlos con la nota más baja tanto en conocimientos como en actitud...Creo que es lo que habría hecho yo.

    Besos y abrazos, Angie

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    1. Te entiendo, Luis Antonio, pero ella no se negó, montó un espectáculo y sabía perfectamente que la sancionaría y la enviaría a jefatura. Allí lloró....contó su historia...alargó el numerito... y así se pasó el tiempo.
      Jefatura me dijo que no la examinara, como tú dices, pero yo no lo vi nada claro. Ha entregado trabajos, tengo notas de clase y hará el siguiente examen. Está en 2º de bachillerato y el resto de materias no las lleva mal. Creo que en determinado momento vi claro que no examinarla me iba a traer problemas, mi intuición me decía que lo hiciera y aquello me sonaba a que quería más tiempo.
      Y mira, ya he corregido los exámenes y está suspensa, así que tema concluido. Pasa un poco del dos.

      Cómo justifican los alumnos las faltas a los exámenes es un tema que estamos tratando ahora en en Centro. Acabamos haciendo exámenes a la carta y no puede ser.

      Y por cierto, en los criterios de calificación, la actitud también se valora, pero la verdad es que es difícil de cuantificar y al final solo en algunos casos decido bajarles algo la nota. Con ella lo haré, auqnque patalee, al fin y al cabo tiene un parte grave.

      Besos y abrazos para ti, Luis Antonio.

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  8. ...estoy con Luis Antonio: es que es, un examen programado y han tenido suficiente tiempo para prepararlo.

    Un beso.

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    1. Pues están los que siguen el curso y van trabajando la materia y los que van a pasar el rato y se acuerdan dos días antes del examen de que tienen examen.

      Besos, Bertha.

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  9. Son precisamente esas cuestiones las que me han alejado de la docencia. Al menos por este año, he decidido plantar bandera. En el sistema educativo español, noto que los profesores tienen el poder de dar sanciones, pero aquí hace rato que eso no sucede más. Y han sido tantos sapos los que me he tenido que tragar, que el año pasado exploté y decidí tomarme al menos un año entero fuera para pensar en volver o no a las aulas.

    Un beso, Angie!

    Fer

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  10. Fer, si te digo la verdad creo que cada vez tenemos más dificultades. Las sanciones funcionan relativamente. Puede haber mucha diferencia entre grupos. Yo he tenido muy buenos grupos y grupos donde no se podía dar clase. Es un tema delicado, yo no llego a entender bien lo que está pasando y esa sensación de impotencia que sentimos algunas veces se vive mal.
    De todas formas te diré que a día de hoy creo que en el aula todavía soy capaz de ponerme en mi lugar y no permitir determinadas actitudes. Donde realmente tuve una experiencia mala, mala, donde sentí que el profesor na vale nada y el alumno tiene todos los derechos fue en Inglaterra. Aprendí muchísimo en todos los sentidos. Nunca olvidaré esa experiencia. Fue durísima pero al mismo tiempo muy enriquecedora en otros sentidos. Y creo que hacia esa dirección nos dirigimos en este país.
    Haces muy bien en parar por un tiempo si no estabas a gusto, tomarse un tiempo de reflexión está muy bien, así que espero que lo disfrutes y que te sirva para tantear otras posibilidades o volver con fuerzas renovadas.

    Un beso, Fer.

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  11. Yo he tenido casos muy parecidos al tuyo, y mi reacción a sido similar a la tuya, por eso, te comprendo perfectamente. Yo habría actuado igual que tú.

    Besos.

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    1. Reaccionamos como podemos, Miguel, a veces acertamos y a veces no.

      Besos.

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  12. Creo que esa es una muestra de las pruebas a las que los profesores estais "condenados" para precisamente eso, probar vuestra capacidad, o vuestra vocación, o vuestra paciencia incluso. En todos los trabajos las hay, pero creo que en la docencia, debido al contínuo roce con los alumnos, mucho más directo que en la mayoría de los trabajos, pues es mucho más fácil que salten los nervios o que se disparen las reacciones. Me resultaría prácticamente imposible gestionar hechos como el que nos has contado cada 2 x 3 sin liarla.

    Admiro vuestra capacidad y vuestra paciencia, la verdad.

    Un beso muy fuerte, Angie, y mucho ánimo.

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    1. En todos los trabajos haces tablas. A veces te llevan al límite, sobre todo cuando se amparan en el grupo y es entonces cuando hay que mantener la calma y tener paciencia. Hay días que resultan interminables pero otros son muy fáciles. Pues fíjate que yo sí te veo de profe, Novicia, me da que no lo harías mal.

      Un beso y un abrazo.

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